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jueves, 11 de enero de 2018

Sangre fría


Sangre fría

-Prólogo-

En una parte del mundo, ahora mismo, hay alguien con una taza de café en sus labios, leyendo en el periódico las trágicas historias. En algún universo alterno, éste triste suceso, no habría tenido lugar.

Diane salió de casa a escondidas para encontrarse con el que era el amor de su vida. Caminó por la oscura calle, hasta llegar al callejón donde se encontró con él. Él se encontraba ahí, parado, mirando al móvil.

-Hola. - dijo Diane con una amplia sonrisa. Él le devolvió la sonrisa. Suspiró mirándola y acto seguido volvió a sonreírla.

-Vamos, cariño. - la cogió de la cintura y la llevó a su casa. En su casa promulgaron la lujuria. Se amaban, se hacían el amor y practicaron sus deseadas fantasías. En ese momento, él estaba sobre ella, ambos, jadeaban excitados.

- ¿Me dejas acabar bien ésta velada? - preguntó él entre jadeos. Diane asintió y se pensó que iba a acabar bien aquella velada… Él sacó un cuchillo de un cajón. Diane gritó y el resto… Es historia.



-Capitulo 1-

“Hoy se ha cerrado el caso de Diane Matthews. Hace ya 6 meses de su asesinato. Su cuerpo se encontró junto al cuerpo de su agresor”- anunció la televisión.

Y ahí estaba Eliot, nuestro protagonista. Un chico bajito, delgado, de pelo negro cabrón, siempre despeinado, con los ojos verdes, desayunando un bol de cereales con zumo, podría llegar a resultarte asqueroso, y lo es, lo que pasa es que Eliot llevaba tomando ese desayuno desde que era un simple y malcriado crío, y aun teniendo 16 seguía tomando ese desayuno. Martha, la madre de Eliot, se asomó por la puerta del salón.

-Cariño, ¿cómo has dormido? - preguntó la madre. Martha, la madre, parecía preocupada y nerviosa. Tenía ojeras, y los ojos hinchados, como si hubiera llorado toda la noche, no muy alejado de la cruda realidad.

- ¿Estás bien, mamá? ¿Qué ha pasado? - se preocupó el niño, no tan niño. Entonces, Martha se aclaró la voz y comenzó a explicarle qué le había ocurrido.

-Cariño…- comenzó a explicarle la madre. - ¿Te acuerdas que hace 7 meses que tu padre se fue sin dejar rastro? - la voz le temblaba, la voz se le iba causándole pequeños y leves gallos. Eliot asintió asustado, se temía lo peor. - Pues, bueno, él ayer me llamó, - prosiguió con la voz temblorosa. -y dijo que iba a venir… Y no me pude negar. - estalló en lágrimas. Eliot miró a su madre e inevitablemente la miró con una leve decepción. Aun ella no le había plantado cara, aunque realmente no le culpaba, el padre de Eliot no era un tipo precisamente pacifico. - ¡Eliot! Ya sabes cómo es… Y como se pone. Tenía miedo. -Eliot abrazó a su madre con fuerza, protegiéndola. Ahora no era momento de flaquear o echar culpas, debían aliarse con su madre para derrocar a un enemigo común. Su padre.

Capítulo 2

Eliot entró en clase y se sentó en su respectivo sitio. Todos seguían murmurando incluso al entrar el profesor. Eliot miró al profesor sorprendido, era alguien desconocido para él, bueno, para él y para todos los demás presentes. Era un profesor nuevo. Era un chico de unos 24 años con una blanca y amplia sonrisa. Era rubio oscuro con los ojos azules eléctricos.
Al fondo de la clase se escucharon murmullos, suspiros de personas enamoradas, un “¡Qué guapo!” de parte de una chica al fondo de la clase. Eliot lo miró. Sus ojos se encontraron con los ojos del profesor y él sonrió con picardía.

-Hola, soy Brandon, profesor de sociales. - se presentó formalmente. Todo el mundo lo miraba sorprendido, ¿Profesor nuevo de sociales? ¿Y el otro profesor? Aunque a los demás alumnos no les importaba mucho, el otro profesor no era agradable a la vista, en cambio, éste sí. - ¿Qué? ¿Empezamos? - sonrió con una sonrisa de esas que enamoraban. Eliot miró al profesor y suspiro, habían cambiado al único profesor que valía la pena y que se preocupaba por él, por un guaperas que probablemente no hará clases decentemente. Eliot estaba equivocado, y minutos después supo que estaba equivocado, pues se pusieron a seguir el tema. Eliot se sorprendió. Brandon soltaba datos curiosos interesantes, cosas que el antiguo profesor no había explicado.

El timbre sonó. La clase se había hecho corta, y, por primera vez, toda la clase había estado atenta y callada. Todo un logro si contamos que, en sociales, con el antiguo profesor, hicieron 4 páginas en 3 semanas.
Eliot, como siempre, se quedó el último de la clase recogiendo. Miró al frente pensando en que el profesor ya se había marchado, pero no. Seguía allí, sentado en la punta de la mesa, leyendo unos informes. Eliot se le quedó mirando. Comenzó a rondarle la cabeza que era realmente guapo. Alguien, afortunadamente o lamentablemente, le sacó de sus pensamientos. Era Paula, su mejor amiga. Era sorprendente, ¿no? Eliot no tenía nada más que una amiga.

- ¿Quién es? - preguntó desvergonzada y en voz alta Paula. Era eso lo que los diferenciaba. Eliot era un chico más o menos serio, vergonzoso y cerrado. En cambio, Paula era abierta, desvergonzada y muy alegre.

-Soy Brandon, el profesor de sociales. - se presentó él. Paula le sonrió aniñada.

- ¿Pero no tenías al Dany? - Paula miró extrañada al nuevo profesor y le dio un codazo a Eliot, el cual se sonrojo levemente.

- ¿Y ese codazo? - se interesó rápidamente Brandon. - ¿Te gustaba o algo? - preguntó también desvergonzado. Eliot se sonrojó y negó repetidas veces con la cabeza.

- ¡No, no, no! - negó de nuevo. -Solo le tenía aprecio, nada más. Siempre fue muy amable conmigo. - miró al suelo evitando hacer contacto visual y evitando seguir pensando en lo guapo que era.

-Tenían una relación de amigos, más que de alumno y profesor. - concluyó sonriendo Paula.

-Esa relación también puedes tenerla conmigo. - le guiñó el ojo con picardía a Eliot, cogió sus cosas y se fue sin decir nada más. Tras eso, a Eliot le ardían las mejillas, se había sonrojado con ese comentario, bueno, como para no hacerlo. Brandon tenía algo especial, muy especial.


Capítulo 3

En el patio estaba todo tranquilo, o casi todo. Sentados en un banco estaban Eliot y Paula comiéndose un bocadillo.

- ¿Tu padre va a volver? - preguntó sorprendida Paula tras contarle lo que le había dicho su madre. Eliot asintió a la pregunta y soltó un largo y tendido suspiro. Un grupo de chicas estaban caminando hacia ellos. Eran las víboras de su clase, intentando chuparle la energía a Eliot.

- ¿Echas de menos a tu novia? - preguntó en tono despectivo Stephany. Que le hablaran de ella fue como una puñalada en el corazón de Eliot, que mencionaran su nombre nada más para meter mierda le hervía la sangre. Paula soltó:

- ¡Para ya! ¿No ves que le duele? - le defendió Paula. Stephany le hizo burla.

-Encima su padre lo ha abandonado, si es que nadie te quiere, - rió con perversidad. - hasta Paula te dejará de lado, ya lo verás. - siguió Stephany. Eliot miró a Paula y negó. Antes de que pudiera decirles nada una sombra las eclipsó.

- ¿Os pasa algo, chicas? - preguntó esa sombra. Eliot alzó la mirada y lo vio. Era Brandon. Dándole la luz por detrás parecía un ángel. Las chicas lo miraron con sorpresa, gruñeron y se fueron a molestar a otros.

-Gracias. - se lo agradeció Paula. -Nunca nos dejan en paz. -siguió ella. Eliot miraba al suelo, pensando en ella, en su “novia”. Brandon gruñó levemente.

-Odio a la gente así. - afirmó Brandon mirando hacia su lado izquierdo y volvió a mirar a Eliot, el cual seguía mirando al suelo. - ¿Estás bien? - preguntó poniendo la mano en el hombro de Eliot. Él asintió, pero no pareció haber convencido a Brandon. - ¿Seguro? - volvió a preguntar.

-Sí, sí. - asintió Eliot. Le era muy incómodo hablar del tema de Diane. Ni psicólogos habían conseguido que hablara de sus sentimientos. Llevaba meses reteniendo sentimientos, reteniendo llantos, sollozos, intentando ser fuerte, pero, ¿cuánto más podría aguantar?

-Capitulo 4-

Después del patio fueron a clase. Eliot no se sacaba de la cabeza a Diane. Todos le tenían aprecio, todos los chicos querían estar con ella, todas las chicas querían ser sus amigas y algunas le tenían envidia. Morena, ojos azules, alta, esbelta, educada y respetuosa. La chica perfecta, ¿Quién había sido el desgraciado que la había matado? Bueno, aunque por suerte él se había suicidado tras matarla, compensaba.

Eliot sacó los libros de la mochila y los puso sobre la mesa. Le tocaba latín.

-A ver si me muero…- pensó Eliot mientras se sentaba. La profesora entró y comenzó la clase. Las palabras de la profesora fluían en el ambienta, y aunque  Eliot las oía, la información  no llegaba a su cerebro. Él estaba ausente, pensando en sus cosas. Estaba pensando en la muerte de Diane. En la desaparición de su padre. ¿Había tenido alguna relación?

-Eliot, ¿ocurre algo? - preguntó con dulzura y preocupación la profesora. Eliot iba a responder, pero las víboras lo hicieron por él.

-Está pensando en su novia. - dijo con malicia Barbara, la mejor amiga de Stephany.

-No llores, pequeño Eliot. - rió con malicia Stephany. La profesora les echó la bronca.

- ¡Es increíble que os burléis de eso! -gritó la profesora indignada. - ¡No tenéis corazón, ¿o qué?!- siguió. Eliot agachó la cabeza. Otro profesor que le defendía, acabarían diciendo que le ponen buena nota por pena.
Alguien llamó a la puerta. La profesora abrió y ahí volvía a estar él. Brandon. ¿Qué querría ahora?

-Vengo a buscar a Eliot. - dijo firmemente con el ceño fruncido. Eliot se sorprendió y suspiró. Recogió sus cosas y se dirigió hacia él. Brandon le puso la mano en el hombro y salieron del aula.

- ¿Qué pasa? - preguntó curiosamente confundido.

-Me han contado todo…- dijo él. -Desde lo de Diane hasta lo de tu padre.-siguió. Eliot se sorprendió. Todo el mundo lo sabía. Algo que debía ser privado, lo sabía todo el mundo. ¿Quién habría contado todo eso?

-Tranquilo, te apoyo. - sonrió cariñosamente. - Entiendo que es muy duro. La gente no comprende lo que es perder a alguien tan cercano a ti como lo era Diane. - dijo sonriendo, y le dio una palmadita comprensiva en la espalda. - Si necesitas algo, estoy aquí. Sé que no soy Dany, y no tenemos la misma confianza, pero haré lo que sea para ayudarte. - siguió. Eliot se sonrojó. Nunca nadie, y menos un profesor nuevo, le había dedicado palabras tan cálidas, cercanas y bonitas.

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